domingo, 1 de abril de 2012

QUI DOCET, DISCIT. (ORIGEN DE LA IMAGINERÍA RELIGIOSA).


La imaginería es una especialidad del arte de la escultura, dedicada a la representación plástica de temas religiosos, por lo común realista y con finalidad devocional, litúrgica, procesional o catequética. Se vincula a la Religión Católica debido al carácter icónico de la misma, por lo que la encontramos especialmente en países de cultura católica: España, Italia, Portugal, Iberoamérica y en menor medida Francia, Canadá, Países Bajos, Filipinas y Austria.
Técnica
La técnica más habitual es la talla en madera policromada, que busca el realismo más convincente, a veces mediante vestidos y ropajes con telas elaboradas, cabellos postizos, ojos de vidrio y otros atractivos de orfebrería. Hoy en día, es frecuente encontrar artistas particulares, que las hacen en barro cocido, escayola y en pasta de papel, para poder llegar al público a un precio más accesible. Existen incluso talleres que fabrican imágenes en serie, de muy escasa calidad artística.

Historia
Si bien la representación artística de los misterios religiosos acompaña al Cristianismo desde sus primeros siglos, será en la Edad Media, con el arte Románico y Gótico (siglos XII-XV) donde comience la evolución de la escultura en madera o imaginería, con fines de formación religiosa. Hasta el Renacimiento tienen mucha importancia los maestros flamencos y franceses. Sin embargo a partir del Concilio de Trento (1545 - 1563) la Iglesia Católica, en respuesta a la Reforma luterana, decide potenciar las artes plásticas como medio para alcanzar la atención de los fieles, desarrollándose extraordinariamente la imaginería durante el período Barroco, en la Península Ibérica y América. Este estilo artístico se caracterizó por una gran ostentación de imágenes y altares recubiertos con láminas de oro, para dar sensación de grandeza, tal es el caso de muchas iglesias en Perú y México.
España
En este país es donde más espectacularmente se desarrolle este tipo de escultura, destacándose distintas escuelas de importante valor artístico y religioso como son:
Escuela castellana
Valladolid es su centro. Con los precedentes del siglo XVI como el francés Juan de Juni o el palentino Alonso Berruguete, se inicia una escuela tremendamente realista, que continúa Pompeyo Leoni, escultor italiano afincado en la ciudad a las órdenes de Felipe II, cuyas señas de identidad son el realismo, la talla completa, el estofado y la policromía. Dominan las composiciones de muchos personajes, de gran teatralidad, especialmente en los pasos procesionales de Semana Santa.
Ya de lleno en el Barroco, Francisco de Rincón es el que consigue hacer cuajar el nuevo estilo artístico, sobre todo con su paso procesional La elevación de la Cruz, de 1604. Fallecido de forma prematura (pese a lo cual dejó una obra importante), fue maestro de Gregorio Fernández, que dejó una obra extena a lo largo del primer tercio del siglo XVII, sobre todo en Valladolid. Del taller de éste salieron importantes discípulos que se extienden por la mitad de centuria y que difunden su estilo y a los que se les suele agrupar en sentido extricto bajo la denominación de "Escuela Castellana", como Andrés Solanes, Francisco Fermín, Francisco Díaz de Tudanca o Antonio de Rivera.
En la segunda mitad del siglo XVII coexisten otros autores como Bernardo del Rincón (nieto de Francisco de Rincón), Juan Antonio de la Peña, Juan de Ávila y Alonso de Rozas y su hijo José de Rozas.
El s. XVIII se inicia con Pedro de Ávila, aunque el máximo exponente es Luis Salvador Carmona. Otro nombre a tener en cuenta es Alejandro Carnicero, que trabajó en Salamanca y Madrid.
Escuela andaluza
La Escuela andaluza se caracteriza por la suavidad en el modelado y por el uso de ropas y vestimentas para ornar las imágenes. Los pasos procesionales tienden a la figura exenta y devocional y a la riqueza ornamental. Existen cuatro grandes subescuelas:
Escuela murciana
Se desarrolla en el siglo XVIII en torno a la figura de Francisco Salzillo. Recoge influencias mediterráneas, especialmente de Italia, a través del arte del Belén, que se introduce y desarrolla en España en ese siglo.
Escuela canaria
Aunque con anterioridad habían trabajado en las islas imagineros destacados, como por ejemplo Lázaro González de Ocampo, se considera que tiene su inicio en el siglo XVII con la llegada al archipiélago de uno de los discípulos de Alonso Cano, el manchego Martín de Andújar Cantos quien en su taller de la Villa de Garachico forma a sus dos principales discípulos, el gomero Francisco Alonso de la Raya y el garachiquense Blas García Ravelo. En siglos posteriores, surgen figura de gran importancia dentro de la Historia del Arte en Canarias como Sebastián Fernández Méndez, José Rodríguez de la Oliva o Fernando Estévez.
Sin embargo se considera a José Luján Pérez como el máximo exponente, no solo de la escuela canaria, sino el más importante imaginero y escultor canario de todos los tiempos. Constituye una referencia obligada en el marco de los estudios de la plástica canaria, ya que participa en una etapa trascendental para la evolución del arte en estas islas.

La imaginería del siglo XX
En el siglo XIX continúa la tradición de los imagineros, más cercana a la artesanía que a la escultura. En el caso de Zamora, Ramón Álvarez, continuando la esencia de la escuela castellana de Gregorio Fernández, realiza grades obras para las cofradías de la ciudad, creando un nuevo estilo en materiales, continuado por sus grandes discípulos. Pero en el siglo XX, un puñado de nombres acercan la imaginería a la escultura contemporánea, dándole un nuevo enfoque, alejándose del barroquismo y siguiendo unos cánones neoclásicos, cada uno con su estilo personal.
La imaginería en el arte criollo argentino
La imaginería popular ocupa un destacado lugar entre las manifestaciones históricas del arte criollo. No obstante aún quedan actualmente en el país algunos santeros herederos de una tradición que sembraron los imagineros españoles del siglo XVI.
Desde el punto de vista técnico, imágenes populares argentinas pueden clasificarse en tres grupos: imágenes de talla completa, imágenes de vestir e imágenes de talla y tela encolada. Se incluye en el primero aquellas que, talladas en madera o piedra, no necesiten de ningún aditamento posterior que las complete, como no sea el característico pintado y policromado. Las del segundo grupo son aquellas constituidas por una estructura de madera (candelero), con cabeza, manos y pies tallados en madera o modelados en pasta. El tercer grupo está formado por aquellas imágenes en que la vestidura de tela es reemplazada por paños encolados, los cuales una vez estucados y policromados simulan a la perfección una escultura.
Además de imágenes individuales de Jesucristo, la Virgen María en sus numerosas advocaciones, santos y ángeles tradicionales, realizaron retablos, figuras para pesebres, etc.
HISTORIA DE LA TÉCNICA DE LAS TELAS ENCOLADAS
La historia del encolado data del siglo XVII cuando, según la tradición,  un carpintero dejo caer por accidente cola (goma elaborada a base de cartílagos de animal) sobre la muñeca de su pequeña hija. La madre de la niña para resolver el asunto del daño del vestido de la muñeca que se endureció cuando la cola secó, decidió encolarle todo el vestido a la muñeca y luego pintarlo y decorarlo. De este pequeño accidente nació la técnica del encolado en tela. Si esto fue cierto o no, no lo sabemos, pero como anécdota es interesante ¿no les parece?

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