lunes, 17 de abril de 2017

¿QUÉ HACER CON IMÁGENES RELIGIOSAS QUEBRADAS O DAÑADAS?





Este tipo de pregunta nos habla del respeto que la imagen religiosa representa y por lo sagrado que la imagen recuerda. Es como las fotos antiguas de los padres, las madres, los abuelos, los hijos ya fallecidos. Se guardan con respeto y cariño aunque estén dañadas o borrosas.

El paso del tiempo, las inclemencias del tiempo y otras causas,  hacen que en nuestras casas se nos destruyan las imágenes del Señor, de la Virgen y de los santos. Actualmente el yeso no es trabajado con materiales que lo refuercen (alambres, estopa, etc.), por lo tanto, al menor golpe tenemos en casa una imagen destrozada.

Pareciera que lo primero que surge en la mente es llevarlas a una iglesia y que el pobre cura se encargue de ella. Sin embargo, en los templos hay que eliminarlas con respeto y cuidado. Esta tarea es a veces complicada, por la cantidad de yeso que se acumula. Tampoco es bueno llevarla a los cementerios. Estaríamos trasladando el problema de un lado a otro, sin solucionarlo.

LA IGLESIA NOS ENSEÑA:

“La veneración de las imágenes, sean pinturas, esculturas, bajorrelieves u otras representaciones, además de ser un hecho litúrgico significativo, constituyen un elemento relevante de la piedad popular: los fieles rezan ante ellas, tanto en las iglesias como en sus hogares.

 Las adornan con flores, luces, piedras preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa veneración; las llevan en procesión; cuelgan de ellas exvotos como signo de agradecimiento; las ponen en nichos y templetes en el campo o en las calles”.

”Sin embargo, la veneración de las imágenes si no se apoya en una concepción teológica adecuada, puede dar lugar a desviaciones. 

Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a las imágenes sagradas”. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano, 2002).

  
Es conveniente que desterremos de nosotros la idea, muy generalizada, de que una imagen dañada es algo mágico, que tenerla en casa trae mala suerte, que es malo tenerlas. No es malo ni bueno.

“Es necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto cristiano de las imágenes es algo que tiene relación con otra realidad. La imagen no se venera por ella misma, sino por lo que representa. 
Por eso a las imágenes se les debe tributar el honor y la veneración debida, no porque se crea que en ellas hay cierta divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba pedir alguna cosa a estas imágenes o poner en ellas la confianza, como hacían antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan”. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano, 2002).

Así como nos enseña la doctrina de la Iglesia Católica, nos vamos acercando a la forma en que debemos actuar con una imagen destruida. 

Nunca con miedo, nunca pensando o actuando como si nos fuera a pasar algo malo. Nada de eso.

 La imagen se destruyó, se rompió y nada nos va a pasar, fuera de la pena que a veces sentimos porque era una imagen que teníamos desde niños o porque era de algún ser querido que ya no está entre nosotros.

¿QUÉ SON LAS IMÁGENES SAGRADAS?

Según la enseñanza de la Iglesia, las imágenes sagradas son:

- Traducción iconográfica del mensaje evangélico, en el que la imagen y palabra revelada se iluminan mutuamente; la tradición eclesial exige que las imágenes estén de acuerdo con la letra del mensaje evangélico.

- Signos santos, que como todos los signos litúrgicos, tienen a Cristo como último referente; las imágenes de los Santos, de hecho, representan a Cristo, que es glorificado en ellos.

- Memoria de los hermanos Santos que continúan participando en la historia de la salvación del mundo y a los que estamos unidos sobretodo en la celebración sacramental.
- Ayuda en la oración: la contemplación de las imágenes sagradas facilita la súplica y mueve a dar gloria a Dios por los prodigios de gracia realizados en sus Santos.

- Estímulo para su imitación, porque cuanto más frecuentemente se detienen los ojos en estas imágenes, tanto más se aviva y crece en quien lo contempla, el recuerdo y el deseo de los que allí están representados; el fiel tiende a imprimir en su corazón lo que contempla en sus ojos: una “imagen verdadera del hombre nuevo, transformado en Cristo mediante la acción del Espíritu y por la fidelidad a la propia vocación”.

- Una forma de catequesis, puesto que a través de la historia de los misterios de nuestra redención, expresada en las pinturas y de otras maneras, el pueblo es instruido y confirmado en la fe recibiendo los medios para recordar y meditar asiduamente los artículos de fe.


No podemos olvidar que actualmente hay en el mercado muchas imágenes feas, decadentes, deformes. Hay que evitar esas imágenes para nuestras casas y comunidades. Las representaciones del Señor, de la Virgen y de los santos deben ser de materiales nobles y deben transmitir belleza.

¿QUÉ HACER CON LAS IMÁGENES EN MAL ESTADO?

- No llevarlas a los templos, santuarios ni cementerios.

- Si se trata de telas (pinturas), hay que buscar una persona entendida que nos oriente en la forma de devolverle la belleza a esas pinturas. Algunas pueden ser muy valiosas, les recomiendo que pidan asesoramiento a personas entendidas.

- Cuando se trata de imágenes de madera, bronce, mármol o piedra, hay que conservarlas en casa y buscar algún buen restaurador. Si no se tiene los medios para hacerla restaurar, hay que entregarlas a algún museo, de preferencia religioso (católico). O bien, a un convento o parroquia. 

Las monjas Carmelitas Descalzas tienen mano angelical para restaurarlas, consulten a ellas o a otras monjas de clausura que se dediquen a hacer imágenes.

- Si son imágenes de yeso, hay que ver si es posible restaurarlas, porque se puede hacer, especialmente cuando se trata de imágenes con alambres o estopa en el interior. Esas imágenes son valiosas. Hay que conservar con cuidado todos los trozos, de manera particular los rostros y como siempre digo: “nada de arreglos caseros, porque luego cuesta más repararlas”. Un buen artesano en yeso hace maravillas con esos pequeños trocitos. 

Hay muchos artesanos que trabajan muy bien porque conocen las antiguas técnicas de restauración y trabajan con materiales muy nobles.

CUANDO LA IMAGEN ESTÁ TOTALMENTE DESTRUIDA...

- Si es yeso, se coloca en un tiesto hasta que se deshaga, y con cuidado se vierte en algún lugar del jardín de la casa donde no haya cultivos de hortalizas, árboles frutales ni de flores ornamentales para evitar su pisoteo. Con el paso del tiempo se mezcla solo con la tierra. Tarda un poco el proceso.

- Si se da el caso de alguien que viva en departamento o en casa sin patio, pues se muele completamente la imagen, se reduce a polvo y se elimina en un lugar adecuado, conforme cada persona lo estime. Se ha sabido que algunas personas hacen artesanías con el yeso molido. Lo mezclan con arena de diversos colores y hacen hermosos adornos en botellas blancas.

Consultado un fabricante de imágenes, nos ha señalado que el yeso ya procesado no sirve. No se puede reutilizar, no sirve para estucos, es material inútil que daña bastante la tierra. Por eso es bueno tratar de cuidar las imágenes, y las que pueden ser restauradas hay que repararlas para que duren mucho.

                                                          Hno. Ramón Gutiérrez Pavez, a.a.

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