martes, 6 de marzo de 2018

Mi viaje a la Capilla de la Medalla Milagrosa en Paris.


 

En enero de 2018, el Señor tiene otro gesto de gracia para conmigo y mi familia y es la de poder llegar a la rue du Bac 140 de París, donde se encuentra la Capilla de la Medalla Milagrosa, lugar en la que la Santísima Virgen se le aparece a Santa Catalina Labouré  el 18 de julio del año 1830 .

 La Virgen le revela que quiere “encargarla de una misión”, misión que le traerá muchas pruebas: “Tendrás mucho que sufrir… Te verás atormentada por esa misión… te contradirán…” 

La humildad y sencillez de Santa Catalina, le permiten ver a esa radiante y bella mujer en cuyo fondo pudo leer: “¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!” es la frase que aparecerá luego acuñada en las medallas.

 La Inmaculada Concepción sigue actuando, como en Lourdes, para que la humanidad se convierta, rece y haga sacrificios para salvar a las almas descarriadas.

Llegar a ese lugar, tan sencillo, que de afuera no dice nada, porque lo primero que se ve es un pasillo largo, en el que nos podemos encontrar con Hijas de la Caridad de distintas nacionalidades que conversan y sonríen con todas las personas que se acercan al lugar. 

El ambiente es de paz, silencio, serenidad, oración y de peregrinaje. Todas las razas, edades e idiomas se funden en una misma oración frente a la imagen de la Santísima Virgen y las reliquias de San Vicente de Paúl, Santa Luisa de Marillac (ambos fundadores de las Hijas de la Caridad) y de Santa Catalina Labouré.



Dentro de la capilla, siempre llena, uno ve los rostros cansados de muchas personas, de alegría de otros, de agradecimiento y de ruego de los demás. Todo es armonía y solidaridad entre los que estamos ahí. 

La sonrisa es el idioma universal que usamos todos, porque estar en el mismo lugar en el que la Virgen se ha aparecido, da esa serenidad y alegría que no se puede describir.

A pesar de estar en el centro de París, es un oasis de paz. Una experiencia que nunca olvidaré. Gracias Señor por permitirme visitar esta casa de María.

 


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